Escribe: Sergio Ballestero- Secret. Cultura CTA-Salta
Urtubey obtuvo un amplio triunfo electoral gracias a las colectoras y con pobre aporte del PJ, fracasó el derechista Olmedo y se hundió Wayar. Proyecto Sur-PS debutó en la provincia.
Por un lado, la esencia del resultado tiene el ingrediente del reaccionario régimen electoral salteño, que permite las famosas colectoras, sumado a cierta estabilidad lograda tras la derrota de los principales procesos de lucha, como los docentes autocon-vocados o las huelgas policiales, lo que le ha permitido al gobierno una relativa normalización de la provincia.Pero sin dudas otro aspecto determinante es la falta de una alternativa visible, que sirva de faro para los miles que buscan otros puertos.
Este es el cóctel que le ha permitido a Urtubey alzarse con el primer lugar, que él mismo se encarga de reafirmar que es propio, en un nada sutil mensaje a la Rosada (que también vía Moyano y De Vido le puso fichas al wayarismo, con pésimos resultados).
Este triunfo no sólo significa un fortalecimiento de su gobierno en el nuevo período, sino que también le ha abierto las puertas a una eventual postulación a nivel nacional, en un marco de juego político propio en la interna sucesoria, sin la tutela de los K.
¿Triunfo del PJ... o de las colectoras?
Contradiciendo las principales tapas de los diarios nacionales, el viejo PJ -del cual el gobernador renegó en sus inicios, para poco tiempo después regresar como su presidente- estuvo lejos de ser el triunfador. Por el contrario, sólo le aportó un 20% del total, acentuando su desgaste y habilitando una nueva puja a su interior.
La estrategia gubernamental no se fundió sólo en el PJ. Al revés: abrazó con ardor el sistema de colectoras, que en sus distintas variantes (el ex radical Posadas, el Frente Grande, el Partido de la Victoria y el viejo y desvencijado PRS, que supo ser el principal partido opositor y que cogobierna desde el 2007) fueron los verdaderos artífices del resultado final.
Este heterogéneo armado, sumado al peso activo del aparato clientelar del Estado, más el pacto con los viejos intendentes feudales del interior, a quienes les entregó el control de la ayuda social, han sido el sustrato que le ha permitido a Urtubey alcanzar su reelección.
Los heridos del régimen
Las variantes burguesas, como la del derechista Olmedo, embajador macrista en la provincia, recogió un escaso y contradictorio caudal. Por ejemplo, en municipios como Capital, su candidato a intendente (el periodista Martín Grande) acumuló un 30%, superando a los números de la fórmula a gobernador, que arañó el 25%, mientras que a concejales sumó apenas un 6% en el mismo municipio.
Es decir, el latifundista de la soja, ex diputado peronista, y actual diputado nacional, que a fuerza de sorteos, festivales y una política de criminalizar a la juventud, mano dura y una moral que ni él mismo posee fue el principal derrotado. Eso no le impidió denunciar fraude, para minutos después reconocer su derrota y ofrecerse para colaborar con el gobierno, develando su verdadero rol de actor secundario en el sainete electoral montado desde la casa de gobierno.
La contienda del domingo 10 no se privó de tener su propio cadáver político: el actual diputado nacional y ex vice de Romero, Walter Wayar. Motorizado por un sector del gobierno nacional y con el apoyo activo de Moyano apenas superó el 8.5%, ubicándose lejos de sus pretensiones. En un más que cómodo tercer lugar, sus aspiraciones de gobernar la provincia quedaron sepultadas en un verdadero fin de ciclo.
A esto tendríamos que sumarle los muy magros números de la Coalición Cívica y de la UCR, que quedaron por debajo nuestro. Luchan por subsistir, en un escenario que los ubica muy lejos de las necesidades del pueblo y de poder ser herramientas válidas para intentar reconstruir el maltrecho régimen político provincial.
Debut de Proyecto Sur-PS
Este cuadro de situación contribuyó a que el espacio de la izquierda o el llamado progresismo que busca por fuera de las viejas estructuras una respuesta positiva a sus demandas se comprimiera. Así se redujo la posibilidad de que una verdadera alternativa independiente pudiera emerger con claridad.
Nuestra presentación por primera vez en Salta como Proyecto Sur nos ubicó como quinta fuerza provincial con 10.000 votos (1.82%) y subimos a un 3.17% en la capital. La postulación de Proyecto Sur sin duda tuvo sus matices acerca de cómo estructurar la campaña (ver recuadro). Lo cierto es que desarrollamos una muy intensa y sacrificada campaña. Hicimos pintadas, mesas de difusión, actos, charlas y una colorida recorrida de cierre por el centro de la ciudad. Repartimos miles de volantes, visitando los distintos barrios, escuelas, dependencias estatales, municipios y casa de gobierno. Pasamos por ministerios, hospitales y la ciudad judicial. A la vez impulsamos la campaña “El Agua Vale más que el Oro” en la Universidad y entre los sectores juveniles. Fueron intensas y agotadoras las innumerables actividades realizadas, que siempre contaron con una amplia simpatía y merecen un profundo reconocimiento.
Desde el MST creemos que este esfuerzo que significó la construcción de Proyecto Sur, junto a Libres del Sur, el PSA y el PAT-CTA, hasta la tarea de sumar al PS, son un paso positivo. Debemos rescatarlo, para seguir construyendo esta nueva alternativa política, ampliando el debate, sumando a más sectores y fortaleciendo el trabajo en común.
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